Por Patricia Corral
“Para qué levantarse a diario, para que…” Pero Enma se traga su dignidad con un té y una madalena y vuelve a viajar en el metro rumbo hacia el vacío de dos trabajos precarios con los que apenas sobrevive. Hoy vuelve a encontrarse con esa mujer mayor y su perro pidiendo sobre un cartón. Imagen aterradora que la escupe a la cara su propio futúro.
– Hola compañera, no es caridad, es justicia – la dice siempre mientras mete dos euros en un vasito de plástico- Al menos para un café, al menos… ya no sé ni que decirte.
Y la anciana que está mucho más jodida que ella, la sonrie en silencio. Qué ganas de refugiarla en algún lugar, pero ¿dónde?, si Enma apenas cabe en su propia habitación… Y desde lejos, con ese nudo que la estrangula el espíritu, vuelve a mirarla acariciar a su animal, a pesar de todo, a pesar de este húmedo dia de Noviembre en el que el frio cala los huesos, a pesar de esa vida invivible…
Resiste tia, resiste, se dice a si misma, resiste, intenta transmitirle también a esa mujer, con un feroz y rabioso impulso de hacer volar todo por los aíres…
Un escalofrio recorre su espalda… ayer se enteró de que la empresa del comedor se ha declarado en quiebra…Quizás sea ella misma la próxima mujer que acaricie las calles…