La represión es inherente a los procesos de lucha contra el poder y mientras estemos en conflicto debemos encajar su existencia de la manera más práctica posible. Sin embargo, resulta frustrante desviar tan valiosa energía desde proyectos y luchas, hacia un escenario tan estéril como eterno. Una vez aceptado el compromiso y analizadas las formas que toma, es el momento de preguntarnos por nuestra respuesta ante la misma. De buscar los motivos subyacentes al fracaso de nuestras reacciones, – casi siempre insuficientes, desequilibradas, autocomplacientes, sesgadas o infructuosas – y construir nuevas tácticas de confrontaciòn. Sincerarnos y preguntarnos si realmente estamos haciendo todo lo que podemos; y de si lo estamos haciendo mediante una estrategia propositiva, política y colectiva. Por esto, planteamos este debate, con la confianza de que nos ayude a extraer conclusiones para la acción.